Articulo revista Argia 2008. Cristina Aznar
ARTICULO REVISTA ARGIA 2008 CRISTINA AZNAR
Tú diste a luz en casa. Cuéntame tu experiencia y por qué tomaste esa decisión.
Yo parí en los años 80, quería llevar mi ritmo y tener mi intimidad, estar con mi gente querida, mis amigas, mi compañero. Y el hospital, en aquellos momentos, no me lo brindaba, había mucha tecnología y yo me sentía más tranquila y más segura en mi casa, en mi espacio. Encontré dos comadronas que me apoyaron y me ayudaron. El primer parto, como toda primípara, fue un parto duro, largo; yo recuerdo que desde que empecé hasta que nació mi hijo fueron 17 horas, pero con el soporte emocional que tuve a mi alrededor y con el trabajo personal y corporal previo que hice durante todo mi embarazo, pude llevar adelante el parto. Hubo momentos duros, en los cuales también sentí flaqueza y desánimo, me apoyaron, y mi hijo nació en buenas condiciones, de una forma saludable; no nos separamos en ningún momento, y posteriormente le di de mamar durante 3 años. A pesar de la dureza, para mí el parto fue hermosísimo y abrió mis puertas al mundo y a poder ayudar a otras mujeres a
vivir esa experiencia de una forma gozosa. Sí que realmente sientes las contracciones con intensidad , pero el dolor del parto no es un dolor porque estás enferma, sino algo fisiológico y que tiene que ver con nuestras tensiones y experiencias a lo largo de la vida; y claro en el parto una se abre y esa apertura supone dolor. Y es ahí donde las herramientas que has ido adquiriendo te ayudan en la apertura. Durante el parto a veces te bloqueas porque conectas con mucho dolor, rabia, impotencia, a veces miedo; pero también con la posibilidad de exteriorizar puedes ir aflojándote poco a poco y al final el bebé puede deslizarse desde tus entrañas. Así de sencillo y así de complejo. Realmente parir es duro, es difícil pero creo que es una experiencia que es muy válida y es un aprendizaje hermosísimo para el resto de la vida.
Fíjate que curioso, en el primer parto yo necesitaba sentir cerca a mí gente, estar apoyada por las matronas, por mi compañero, por mis amigas que respiraban conmigo. Estuve mucho tiempo de pie, moviéndome, en cuclillas y a cuatro patas. Ya ves, intenté utilizar todas las posturas que mi cuerpo me
pedía.
El segundo parto fueron dos horas. Yo sentí que me ponía de parto, sentí que las contracciones iban viniendo cada vez más intensas. Tuve el tiempo de llamar, pero casi no llegaron, ni mi compañero, ni mis matronas. Fue una experiencia rápida e intensa, y la verdad es que muy gozosa, me abrí y nació mi hija, como resbaló entre mi cuerpo, la ví, y la sentí entre mis brazos … Fue una experiencia increíble, lo bello que puede ser hasta sentir ese contacto piel con piel y su mirada dos horas después, fue increíble. Esta vez mi deseo era estar más sola, y realmente así fue, porque pasé toda la dilatación, el poco tiempo que duró, sola. Respirando, en contacto con mi niña, abriéndome y sintiendo ese proceso tan intenso.
¿Cómo se prepara una mujer para parir en casa?
Primero es tomar conciencia de que se quiere vivir esa experiencia, que el parto no es un sufrimiento, es simplemente un proceso fisiológico, un momento vital en la vida de una mujer, de una pareja y que no tenemos porque parir, como con esa maldición bíblica de parirás con dolor. No es un
dolor porque estás enferma, sino, como he dicho antes, debido seguramente a tensiones, miedos que hay en nuestro cuerpo, por todas esas historias de nuestra vida. Esto se refleja en el parto de una forma increíble y tampoco nos tenemos que culpar por ello, sino yo creo que utilizar esos recursos que nos brinda ese momento de la vida para aprender, seguir adelante y contactar con nuestros limites y seguir creciendo. Porque luego están los bebés, y los bebés también nos enseñan cada día muchísimo de todo. Es estar abiertos a ese aprendizaje… Hoy en día hemos perdido mucho el contacto con la naturaleza y ¿cómo nos podemos preparar?, pues recuperando ese contacto con la natura, preparando nuestro cuerpo para que fisiológicamente pueda adoptar una serie de posturas, pueda abrirse, podamos respirar, podamos contactar con la emoción sin miedo, poder estar allí ante esa experiencia.
Para mí es una experiencia maravillosa, sin dejar de ser dura.
Supongo que el apoyo de quienes están allí en ese momento será muy importante.
El apoyo es muy importante. Hay que pensar que el parto es un momento delicado, toda apertura es
delicada, porque te muestras al mundo, te muestras a los que tienes al lado. Y fíjate lo que supone mostrarse y abrirse. Estás en un momento muy sensible, muy vulnerable, necesitas simplemente que te acojan, que te acompañen, que no te juzguen, que estén ahí con ese silencio que te acompaña. Sentir que están a lo que tú necesitas. Porque muchas mujeres simplemente necesitan sentir que hay alguien cerca, sentir esa presencia, hay otras que necesitan que les toquen, que les masajeen, que les miren, que les hablen, que les apoyen. Y hay otras que no necesitan nada. Entonces, la labor del profesional es poder intuir, acercarse un poquito a lo que cada mujer o cada pareja necesitan. No podemos protocolizar, porque cada uno somos tan diferentes, que tenemos que tener un abanico de herramientas para poder estar allí. Si, cada parto es diferente, cada pareja es un mundo. Y Claro, eso requiere ir al ritmo de la mujer, tener tranquilidad, no tener prisas, no tener un tiempo determinado. Para que el parto se desarrolle se requieren condiciones que ahora mismo, no son fáciles en nuestro día a día, porque vivimos tan aprisa con todo… ¿Como vamos a permitir que las mujeres paran en el tiempo que cada una necesita?. Date cuenta de que quizás una necesita 4 horas y otra 17 o más.
¿Cuáles son las ventajas de parir en casa?
Yo opté por el nacimiento en casa porque en esos momentos el hospital no me brindaba, lo que yo necesitaba, claro, en esos momentos la casa era el lugar, donde yo me sentía a gusto, tranquila, a mí aire; sentía que yo era yo, y que yo podía estar. Y estar con mi compañero compartiendo esas vivencias sencillamente…Pero por supuesto hay otras mujeres que se pueden sentir con la necesidad de ir a una maternidad, porque se sienten más seguras allí, y por lo tanto, ese puede ser el lugar ideal para ellas.
Me horrorizaba que me separaran de mi hijo, sabía de la importancia del contacto, del
vínculo, de los primeros momentos, todo lo que hoy día se habla del apego; yo lo quería tener conmigo desde que naciera y así fue, nadie me lo separó.
¿Y los riesgos…?
Riesgos en un parto siempre los hay, tanto en casa como en el hospital. Siempre a priori podemos observar si un embarazo está siendo normal, si transcurre dentro de límites normales; en principio esas parejas son las que pueden optar por partos en casa.
El parto es un proceso vivo, el riesgo puede surgir en cualquier momento. Por eso es tan importante
cuando hablamos de un nacimiento en casa, que sean profesionales que estén bien formados. Formados en los distintos aspectos de la vida. No solamente en la práctica clínica u obstétrica, sino también en esos aspectos emocionales, afectivos, en todos los aspectos que rodean al ser humano y que en un momento dado pueden interferir o bloquear un proceso determinado.
Porque, claro, puede haber una dificultad del proceso mecánico del parto, y de todo ese componente emocional. Entonces poder detectar y poder hacer un traslado en condiciones y que el hospital lo reciba de buen grado, sería fantástico. Porque, por supuesto que en casa solamente pueden optar las parejas en las cuales el embarazo sea un embarazo de bajo riesgo en que a priori no se haya visto ningún problema. Cuando hay patología o hay problemas, el lugar para nacer no es la casa .
Actualmente, por miedo, por desinformación o también por causas económicas, la mayoría decide no dar a luz en casa. Pero, parece que no hay un término medio entre la casa y los hospitales actuales.
Seguramente, para el parto normal, podría ser ideal contar con anexos al hospital, para esas
personas a las que la casa no les da seguridad o que no quieren por el motivo que sea.
Yo no creo que el hospital sea el medio ideal para parir, porque en principio el 80% de los partos podrían ser partos normales si se respetara su proceso fisiológico sin tanta intervención. Para ese 80% un lugar menos medicalizado podría ser un lugar ideal, anexo al hospital y así si surgiera algún riesgo se podría hacer un buen traslado.
La Organización Mundial de la Salud, cuando habla del nacimiento en casa, aconseja que esté a media hora de un hospital, pues si tenemos un anexo que está a 5 minutos, sería un espacio ideal.
Por tanto, ¿crees que la Sanidad Pública en ese aspecto debería cambiar?.
Estaría muy bien que la Sanidad Pública cambiara a ese nivel. Claro, para los profesionales que estamos acostumbrados a trabajar en hospitales, un paritorio es un lugar habitual, familiar, pero para la gente de la calle un paritorio no es un lugar perfecto, a veces la gente allí no se siente como en casa. Realmente para parir hay que sentirse a gusto, tranquilos, hay que poder relajarse, soltarse, abrirse, hay que tener intimidad. Para eso necesitamos un entorno y también que el personal que acompañe conozca esas necesidades.
¿Cómo sería ese paritorio ideal?
Simplemente, un cuarto, una sala de estar con poca luz, poco ruido, ya que se estimula la secreción de endorfinas y ¿sabes? es un anestésico natural. Un espacio donde puedas moverte libremente, siempre es mas fácil para el bebé deslizarse a través de un
cuerpo que gira, que tiene movimiento, que no está estático, que no va contra la gravedad. En nuestro cuerpo, nuestro lado derecho nunca es igual que nuestro lado izquierdo; si observas a las mujeres parir de forma espontánea, la mayoría de las veces su postura es asimétrica, es precioso verlo ¡Aprenderíamos tanto de la observación!…Que pudiera haber balones para poder hacer ejercicios que favorezcan el proceso fisiológico del parto, que puedas moverte, que pudiera haber una bañera cerca, sabemos que el calor y el agua son relajantes; que pudiera haber un colchón en el suelo para poder tumbarse si apetece. Facilitar todas las posturas que el cuerpo de la mujer pida en el transcurso del trabajo de parto: tumbada, en cuclillas, a cuatro patas… que se pudiera agarrar a espalderas por ejemplo para ponerse en posiciones que favorecen todo el proceso del parto, como las posiciones en cuclillas o de pie. En resumen, siempre estamos hablando
en relación a la fisiología del nacimiento, a posiciones fisiológicas.
¿Cómo estamos en este aspecto, respecto a las otras naciones europeas?
Yo creo que en algunos aspectos vamos por detrás. En Inglaterra el parto en casa está considerado de otra manera, en Holanda también, si una persona quiere parir de una forma natural en el hospital también tiene esa asistencia .También, hay casas de partos en Alemania y en los países del norte de Europa. Hay pequeñas maternidades… En fin, creo que quizás todavía tenemos mucho que aprender. No sé, desmedicalizar el parto.
Pero claro también es verdad que hay que desmedicalizarlo, pero también hay que concienciar a las mujeres, porque hoy en día, las mujeres, las parejas son las que piden un parto más medicalizado, porque con eso se sienten seguras. Entonces yo creo que es un trabajo de concienciación previa, porque ahora queremos desmedicalizar, cuando las mujeres tienen un miedo al dolor tremendo, y piden a gritos la epidural, y ni se plantean tener un parto fisiológico, es que les da horror, pánico…
Entonces, claro, también hay que comprender un poco a los profesionales que están en los
hospitales, ¿qué hacen cuando les llega una mujer pidiendo a gritos la epidural? Ese no es el momento de trabajar con la mujer. Hay que hacer un trabajo previo, incluso en las escuelas, empezar cuando los niñ@s son pequeñitos, es como recuperar toda esa memoria histórica de nuestro cuerpo, recuperar el instinto de la mujer, y eso nos va a llevar generaciones. Yo creo que el problema está en que hemos perdido ese contacto con nuestro instinto de mamíferos hoy en día, y claro, hoy pretender que paran las mujeres de una forma natural, a mí me parece muy difícil y por eso hay un 1% de mujeres que quieren un parto más natural. Porque estamos perdiendo el contacto con la natura y con esos procesos fisiológicos.
Yo llevo trabajando desde los años 80, y aprecio planteamientos diferentes de como lo vivían las mujeres antes y como se lo plantean ahora. Y son 30 años. En 30 años ha habido una desnaturalización de los procesos fisiológicos de la vida.
Pero…también consumimos mucho más, todo es de usar y tirar, si se estropean las cosas no se reciclan, ni se reparan … y yo creo que es un poco nuestra filosofía de la vida. Hemos perdido el contacto con esa natura, con nuestro instinto, con nuestro ser de mamíferas, con nuestras
potencialidades como mujeres que tenemos que parir, y yo creo que es un falso encuentro con la ayuda, con la tecnología, porque es el hospital quien proporciona la epidural como el salvador de la maldición bíblica de parirás con dolor. Yo creo que hablando un poco de esa relación con la epidural, es una desconexión con un proceso vital, que es parir; y con la cobertura de que quitamos el dolor, quitamos el sufrimiento. Pero eso es falso ya que, luego en la vida nos encontramos que los bebés a veces lloran, que a veces no sabemos qué les pasa, que las crianzas son duras y difíciles, y que estar allí con un bebé todos los días es duro, y nos hace cuestionar miles de cosas . Pero como también los aparcamos en la guardería a los dos meses y nos vamos a trabajar y no nos enteramos de que tenemos hijos, y cuando llegamos a casa los bebés lloran porque quizás quieren estar con nosotros, pero aplicamos metodologías de adiestramiento para que se callen. Es como un suma y sigue. No queremos el contacto a veces con la dureza de ese proceso de la vida . Y en ese contexto callar la vida, callar la expresión, la emoción es lo que prima. Seguramente, todas esas mujeres que están pariendo hoy ya vienen con un montón de experiencias y vivencias de su propia historia y les es más fácil decir «yo no quiero
sufrir, yo no quiero pasar por esta tortura», porque sentir esa vida en sus entrañas, sentir cómo su cuerpo se abre, sentir toda esa potencia, a veces nos puede dar pánico y miedo.
¿Cómo es el trabajo de las ginecólogas o matronas que asisten los partos en casa?
Sencillamente es acompañar y acompañar. No es más, con todo un bagaje profesional detrás que te permita saber si puede haber una distocia o no según como ves a la mujer. Pero, fundamentalmente, el trabajo de la comadrona es acompañar, y estar, para que las mujeres puedan vivir su proceso. No hay que hacer nada en un parto fisiológico, no es necesario. Y acompañar es también un arte que a veces es difícil de hacer ya que en el acompañamiento va implícita mucha parte de nuestro carácter y en esos momentos que todo está al desnudo no es fácil dejarse llevar y estar solamente ahí.
¿Cuáles suelen ser las dudas o los temores de las mujeres que van a dar a luz en casa?
Muchas veces es el miedo al dolor, a lo desconocido, a no saber si van a ser capaces, a como su cuerpo se va a abrir, por donde va a nacer… fundamentalmente eso, la intensidad del dolor, como lo voy a llevar. El miedo a la muerte. A
veces influye cómo nos han transmitido nuestro propio nacimiento. Hay madres que transmiten a sus hijas los partos como algo terrible, largos, duros, como que casi me muero, me desangro… Hay muy pocas madres que transmiten «cómo gocé en mi parto”, que hablan de dureza pero a su vez del gozo, de “qué maravilla es dar a luz». Entonces, toda esa transmisión también importa, que duda cabe. Hay otras que se platean que para qué sufrir en el siglo XXI. Hoy se asocia mucho el parto con el sufrimiento y muy poco con el placer de dar vida, con la sexualidad.
¿Entre los profesionales cuál es la opinión que predomina?
Yo creo que hay muchos profesionales que están de acuerdo con la anestesia epidural. Realmente es muy duro ayudar a nacer cuando una mujer está gritando, está a veces presa de pánico o en una situación x. A veces le invade también la angustia al profesional, y se complican todavía más las cosas… A veces es muy duro asistir al parto y a veces también te encuentras con situaciones muy límites, la vida, la muerte… Entonces, al tener partos con anestesia las mujeres están más calladitas, nosotros los profesionales lo tenemos todo como más controlado. Pero, hay de todo. Los profesionales a veces tampoco entienden el
sentido del dolor, se vive con miedo en lugar de cómo una experiencia que tiene un sentido.
He leído que cada vez se hacen más cesáreas, sobre todo en los centros privados. Y, al parecer, eso ocurre porque los médicos quieren programar los partos para no recibir llamadas de urgencias los fines de semana o festivos…
Eso realmente se dice, y estadísticamente la gente que es experta en estos temas estadísticos pues así lo dice. Yo no trabajo en una clínica privada, entonces no puedo hablar tampoco de boca de otros compañeros, pero las estadísticas hablan de que eso es así. Pero también es verdad que hoy en día los médicos estamos expuestos a muchísimas denuncias. Y esa medicina defensiva a veces ha obligado a tener actuaciones que en un principio como que son más seguras, en el sentido de que nadie se expone a pasar 17 horas de parto y que luego tengas un problema, entonces, se hace una cesárea y se soluciona antes, eso es un pez que se muerde la cola. A veces también el profesional está un poco forzado por los límites de las mujeres y de la sociedad, y a veces la buena voluntad o el estar allí o la paciencia tienen sus limites y el cansancio es real.
¿Cuánto cuesta un parto en casa?
Hoy en día la Sanidad Pública Española, no lo subvenciona, es una asistencia privada. Eso es una pena, es una opción que tendría que ser pública y una opción más dentro del mapa sanitario. Pero no lo es. Rondan entre 1.200-1.400 euros. Porque yo ahora mismo tampoco estoy atendiendo, no es mi dedicación absoluta, puntualmente acompaño. Fundamentalmente en los años 80 es cuando yo dediqué prácticamente mi tiempo y mi vida a la asistencia domiciliaria. La inicié en Mallorca y posteriormente aquí en el País Vasco. No lo he dejado nunca.
¿Cómo es el proceso y la relación con la pareja antes de parir?
Yo generalmente conocía muy bien a la pareja que iba a dar a luz, porque para mi era algo importante y que la pareja me conociera y se pudieran sentir a gusto.
Porque claro para poder vivir todo ese proceso es fundamental que haya una buena empatía con el profesional.
Y para mí también es muy importante el después, yo siempre acompañaba una semana después de parir a las madres en todo ese proceso favoreciendo el vínculo afectivo, la lactancia materna, el acompañamiento en el proceso de la
crianza, el estar con el bebé…
Para mí ha sido algo que he tenido como eje central en mi trabajo, no me he quedado solamente en el parto. El parto me parece un momento muy importante pero me lo parece también el acompañamiento después. Y la mujer hoy en día está muy perdida en ese acompañamiento después, porque estamos en familias muy nucleares, no tenemos esa red de mujeres que antes teníamos, y la mujer a veces se siente muy sola también en el proceso de criar. Entonces, me parece importante estar allí y poder acompañar también como profesional .
Hoy en día justo después de nacer se separa al niño y a la madre. ¿Qué te parece?
Eso tendría que estar prescrito. El bebé es un ser afectivo, es un mamífero y los humanos nacemos muy inmaduros y el contacto con la piel de la madre es muy importante. Los bebés no solamente se nutren de leche, sino también de los ojos de su madre, del calor y de su olor… Hay que pensar que ha estado 9 meses en el útero, puede ser angustiosa esa separación para el cachorro humano …No hay ningún motivo para separar, y las exploraciones o las revisiones que se tengan que hacer al bebé se podrían hacer encima de su
madre. Para nada tendríamos que separarlo de la madre.
Y, ¿el parto en el agua?
Para mí el parto en el agua entra dentro de una herramienta, pero no es en sí ningún objetivo. Hay mujeres que el agua les encanta, y hay mujeres que no la toleran. El agua, para mí, es una herramienta, como es un masaje, como es una ducha, como es un balón, como es el suelo, como es la postura, como es la respiración, como es el sentir que tienes cerca a alguien que está acompañándote.
Trayectoria
Soy aragonesa vivo en Fuenterrabia. Me formé en la Universidad de Zaragoza e hice la especialidad de Ginecología en Tarragona, en el Hospital Joan XXIII. Posteriormente tuve la suerte de trabajar en África, en Guinea Ecuatorial. Y allí, después del aprendizaje de mi especialidad, me encontré con las mujeres y su instinto. Aquello fue muy importante para mí, tanto en el campo de la maternidad como después, en las crianzas. Como ellas actuaban con sus bebés y los cogían y los ponían en contacto con ellas. Yo venía de un hospital en que separábamos a los niños cuando nacían. Era el año 1976 y los hábitos eran
distintos, y allí recuperé mucho mi contacto con todo lo instintivo. Luego tuve la suerte de poder trabajar con Michel Odent un obstetra que trabajaba en la maternidad de Pitiviers , y que recuperó la asistencia al parto natural en la maternidad pública francesa. Después me fui a trabajar a Mallorca, trabajaba en la Sanidad Pública y allí también ayudaba a parir en casa. Al acompañar en los nacimientos, ya me preguntaba a menudo el sentido del dolor, la angustia, el miedo etc… y ello me aproximó a la psicosomática y me formé en psicoterapia de orientación reichiana. Actualmente trabajo como psicoterapeuta. Luego me vine al País Vasco por cuestiones personales. Hoy día trabajo en la Sanidad Pública como obstetra y en un centro privado con grupos de madres y padres, desde el inicio del embarazo, es decir lo más pronto posible, porque mi objetivo no solamente es el parto, sino es ese encuentro con la maternidad y la paternidad, acompañando el embarazo, el nacimiento y la crianza hasta los 3 años, cuidando el proceso de la lactancia materna, y la relación del ecosistema (padre/madre) y los bebés.
Soy madre de 2 hijos: un hijo de 19 años y una hija de 14 años.